La réplica insidiosa llegó a su fin.
Nos abrumó
incorruptible.
Intentamos, hoy,
clasificarla en los cánones
interminablemente obsoletos.
Cómica inclinación la nuestra.
Finalmente
terminamos refrendando
aquella apología única y sistemática
que conocemos y desconocemos.
Se murió el amor.
Y seguimos enfrascados en la utópica
tarea de mantenerlo vivo
artificialmente.
Gladys Acha
nada que hacer frente al cadáver emocional...
ResponderEliminarsólo darle buena sepultura.
FELICIDADES COMPARTIDAS!!!
He leìdo una prosa reflexiva de lo que es el amor cuando deja de serlo y se convierte en rutina, entonces hace plaf, es decir explota. Los felicito por ser promotores de cultura y lectura. Julia desde el Perú
ResponderEliminarJoooobar, Gladys, no tengo palabras. ¡Qué lindo y qué real!
ResponderEliminarGran ilustración,
ResponderEliminarsiempre me ha fascinado aquello que no se puede ver pero que sin embargo si puede plasmar un cuadro.
Como buen pro-naturalista debo decir que estoy de acuerdo.
ResponderEliminarDe nada sirve prolongar artificialmente lo que ya no existe.
La esencia, el alma, la vida de ese algo se ha perdido inevitablemente.
Un adiós es más digno para todos.
Gladys, gracias por tamaña reflexión. Me he sentido a gusto entre tus letras. Un -algo- mana de ellas que endulza y espanta.
Vayan para ti mis saludos
...Triste caminar el de la procesión de los fantasmas de amor...que caminan con una mueca de nefasta sonrisa, de lágrimas congeladas en un adios que no llegó...
ResponderEliminarUn beso volado.