domingo, 12 de julio de 2009

De Días y Estaciones

Otoñal

Soy la fiera hambrienta de los grises claroscuros entre líneas paralelas la que pinta de costras la llanura temporal y los otoños precaria ambición de impulsos desintegrados soy pie gris mano gris pestaña gris en la ambigüedad incierta de una raíz gris de una boca gris de un insomnio gris de los grises claroscuros entre líneas paralelas
Gladys Acha
Sucedáneas

Hay un moroso avance de la tarde que insiste en invadirme de añoranza. Sucumben las persianas y mis poros. Me derroto a la insoslayable certeza de saber que me espera -agazapada- la noche. Y un poco más lejos -ojalá- la verdadera noche.
Sergio Soler

sábado, 4 de julio de 2009

De Regreso

Ni vencidos, ni con la frente marchita, como en sendos tangos. Pero volvemos. Porque volver es también morir un poco. Un día, no sabemos cómo ni por qué, simplemente nos alejamos de ustedes. El dolor no fue -no postear-, sino darnos cuenta de que ustedes nos seguían visitando, dejando comentarios y demostrándonos el cariño que mantenía vivo este blog, aún más allá de nosotros. Por eso volvemos. Y tenemos varios motivos. Porque los extrañamos. Porque seguimos escribiendo. Porque se los debemos... Gracias por convocarnos nuevamente.

Del libro "Contrapuntos", el poema que cierra la serie:

De a dos
Apuñalada de luna bajo el sol
supe del verdadero ardor
plateado de esperanzas,
que no logró asesinar
el sentimiento
ni la huella.
Ahora la brújula
apunta a mi norte
prisionero en meridianos de ausencia.
Una congoja telúrica
abruma mis poros
– ¿o los tuyos? –.
No hicimos el amor.
No importa. Hicimos un poema.
Y describimos lo que somos
cuando hacemos el amor.

Gladys Acha y Sergio Soler

lunes, 20 de abril de 2009

Desde Ahora.

Suele descansar el árbol sobre
la cabeza de un goliat mudo
de gritos impostores de luces.
Me aguardan a la vuelta de una esquina
que no existe
-acaso porque no la he inventado,
acaso porque no ha deseado ser inventada-
Pero cada esquina de mis olvidos
la recuerda inequívoca
como ansía ser en su adolescencia
arrebatada.
Y yo sigo aquí.
Esperada.
Esperando.
En una esquina.
En una nada que
susurra por los cuatro costados
que ya venís.
Que este
-y no otro-
es el momento.
El momento que áun no ha sido
inventado
porque no lo ha querido.
El que habremos de inventar
desde ahora.
Gladys Acha

sábado, 11 de abril de 2009

Desde la Negritud

A la puerta de la muerte veo fallecer y desfallecer de este lado del vano. Me atás. No me desates. Dame tiempo a la llegada. Quiero morir en tus brazos, aquí. Al arrullo de tus ojos y tus caricias y sólo entonces cruzaré la puerta. No importa la redención, sino la llegada.
Sergio Soler

martes, 31 de marzo de 2009

Con Un Título Común

¿Qué sería de nosotros sin los lugares comunes? Dos antítesis calculando tiempos remotos. Dos pieles pobladas de raíces sin suelos. Sin tiempos. Dos solos perdidos en penumbras desbordadas de vapores. De sudores. De caminos que van y vienen dentro de ellos mismos sin llegar a otra conclusión que la de ser parte de un todo enjugado de caprichos. ¿Qué sería de nosotros? Si aborreciéramos esto que nos mantiene vivos como extraños. Aunque debo, un eclipse me habla de convenios invertidos en ayeres. Aunque debo, nuestros lugares comunes me increpan a seguir. Y las penumbras les ganan los lugares al común de mis días.
Gladys Acha

jueves, 19 de marzo de 2009

Extracto del libro "Catálogo de Amores Desolados"

II
El rubor que siguió a la tímida sonrisa lo enterneció tanto, pero tanto, que no pudo soportar más el maquillaje de las mujeres que conocía.

XIII

La dejó para siempre bajo una lluvia torrencial. Empapada, ella llovió lágrimas y su corazón llovió sangre. Otros soles asomaron tras los nubarrones de su vida. Aunque, muy de vez en cuando, y tenuemente, ella llueve... Acaso nunca dejó de llover.

XXVIII (A Aldous Huxley, In Memorian)

El dedo gordo del pie derecho, el más prominente, apunta al este. Ahora al sur. De nuevo al este. El sur. El otro pie, calzado, acompaña al impredecible bamboleo. Las extremidades, fláccidas. El rostro, amoratado. Desde lo alto, los ojos tremendamente abiertos observan sin mirar, otean sin ver, la vastedad del patio. Allá abajo, un sobre encierra una pena de amor. Un poema manuscrito.
XXXII

Como en una canción de Joaquín Sabina, a pesar de su desesperación, nunca salió a buscarla porque corría el riesgo serio de encontrarla.
Sergio Soler

viernes, 13 de marzo de 2009

Palabras en Medio del Enojo

Y puede que implementar órdenes no inicie amaneceres Caer y callar tampoco pregona amores De diferentes alimañas se alimentan las mentes que crecen inútilmente en el mundo de ignorantes Las sirenas utilizan el arte para dar muerte a la peste que se amalgama absorbente y senil en la desnudez de los menos Acusar recibo y golpear es justo cuando la justicia duerme entre palabras y libros entre promesas mentiras y
miedos

Gladys Acha

domingo, 8 de marzo de 2009

Extracto del libro "Catálogo de Amores Desolados"

III Nunca osó decirle “Te amo”. No era por miedo al rechazo o al ridículo. Era, ciertamente, por un indefinible temor a que ella le regalara un “Yo también te amo”. Lo anclaba un deseo, acaso atávico, de morir por culpa de un amor no correspondido.

XXII Al descubrirlos en la cama no pensó más que en matarlo. Y matarla. No se atrevió. Con el tiempo la fue ganando la idea de matarse. El coraje no le vino en dosis suficientes. Finalmente eligió a la más heroica y dulce de las muertes: perecer de amor. En su tumba creció un rosal amarillo. Quienes visitan asiduamente el cementerio aseguran que alguien, un hombre o una mujer indistintamente, arrancan una rosa cada otoño. En el barrio corre la leyenda de que esa rosa amarilla se torna carmesí y quien huela su seductora fragancia sufrirá eternamente enamorado...

XLV Los martes a las 9 de la noche. De tanto verse en ese lugar y a esa hora, la circunstancia era como una cita obligada. El pedía un agua tónica y ella se la traía, solícita, en la bandeja. Apenas si cruzaban sus miradas, un “¡Hola!” y un “Hasta el martes que viene”. La carcomía la curiosidad de saber qué motivaba a ese señor de traje y corbata, tan fuera de lugar en esa ruidosa confitería, la necesidad de sentarse en esa mesa, siempre solo, siempre melancólico. Él sabía que jamás se atrevería a declararle su amor. Al menos, cada martes, con un sorbo de agua tónica burbujeando en su paladar, podía disfrutar de sus largas piernas y de sus ojos negros. Un martes de enero, él falto a la cita. Otro parroquiano, también pescador de almas solitarias, le musitó a la mesera lo que ella necesitaba escuchar. Él continúa con sus martes de agua tónica. Ella no trabaja más en la confitería.
Sergio Soler

sábado, 7 de marzo de 2009

Tiempo Muerto

La réplica insidiosa llegó a su fin. Nos abrumó incorruptible. Intentamos, hoy, clasificarla en los cánones interminablemente obsoletos. Cómica inclinación la nuestra. Finalmente terminamos refrendando aquella apología única y sistemática que conocemos y desconocemos. Se murió el amor. Y seguimos enfrascados en la utópica tarea de mantenerlo vivo

artificialmente.
Gladys Acha

lunes, 23 de febrero de 2009

De otras muchas inutilidades

Alguna vez en el futuro todo estará tan bien organizado que no existirán las obligaciones. Todos harán lo que les plazca. Qué empacho me agarraría al principio. Cómo me aburriría al final.

Ser
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Para no ocultarme en utópicos y destructivos pensamientos futuristas a veces (sólo a veces), suelo recostarme en el imposible (e impasible) pasado. Qué poco nos cuesta perder el tiempo a algunos...
Gla
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Como dijo uno de los artistas más visionarios del siglo XX, Pier Paolo Passollini: el pecado no consiste en hacer el mal. Sino en no hacer el bien que podrías haber hecho y no hiciste. Dios, el pobre Dios que tantas cosas se banca y todo lo perdona, debería hacer una excepción en este caso.
Ser

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"Las citas textuales suelen mostrar a sus -ocasionales- usuarios tal y como son", dijo una gran poeta puntaltense a quién sólo yo conozco (lamentablemente). Otra cosa que lamento sobremanera es no tener esa capacidad (in)útil de algunos para recordar cosas in(útiles).

Gla

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Dicotomías

Lo que las dicotomías nos han impuesto. Las dicotomías que nos hemos dispuesto. Estamos en el centro de un universo y no estamos casi en ninguna parte. Cerquísima y/o lejísimos de todo. O de nada. Convergenciadivergencia. En algún punto remoto fuimos diminutos y en sus antípodas seremos inmensos. O viceversa. Viceversa o. Se nace para morir. O se muere para nacer. Morirnacer. Nacermorir. Anverso y reverso de una misma moneda. Tapa y contratapa del libro de la vida. Nos anteceden los prólogos y nos esperan los epílogos. Danza al compás de un preludio o de un postludio. De la niñez a la vejez media una vida y luego espera otra niñez. Solemos renegar del pecado y siempre lo cometemos. La estupidez suele inmiscuirse con la inteligencia y ésta se deja contaminar por la primera. Actividadpasividad, en todos los órdenes, alternativamente. Big Bang Ying Yang Bing Ging Bang Yang Bing Yang Bang Ying. blanco negro arriba abajo norte sur conservadores liberales bondad maldad cosmoscaos sueñorealidadsueño cieloinfierno rollingabeatlemaníaco peronistaantiperonista almacorazón vidamuerte amordesamoramor odiodesodioodio... Somos.
Sergio Soler

martes, 10 de febrero de 2009

AmorOdioAmor

Los umbrales siniestros hicieron hincapié en los embates indignos de las uñas Advirtieron la desigualdad abrumadora de algunos amores suficientes afortunados e incongruentes Impactaron en la fina piel blanca como cánceres cristalizados de amoresodios viejos y crearon odioamores nuevos que se enfrentan se reciclan se autoinmolan y se absorben mutuamente en pasos equidistantes y móviles llenos de cuerpos de luces de sombras de miedo... Llenos del miedo llameante que desatan los umbrales siniestros de una nada habitada por los fantasmas de un dios y de muchos Llenos del miedo que decide la vida o la muerte la música o las campanas El odioamor El amorodio...
Gladys Acha

viernes, 30 de enero de 2009

La historia que claudicó frente al café

Cafeto

Ella nunca supo que ese amor ancestral transmutado por cientos de miles de millones de genes se resumía, diáfano, en la espumita del café batido.
Sergio Soler
Afrodisíaco

Mañanas apretadas en tiempos. Miles de tiempos aguardando. Con la llegada del atardecer, llegabas. Todavía te aguardo batiendo…
batiendo…
batiendo... nuestro afrodisíaco.

Gladys Acha

domingo, 25 de enero de 2009

Un Agradable regalo

Este blog no nació para publicar escritos de otros autores pero, como todo en la literatura, uno sabe cómo comienza algo pero nunca adónde nos llevan los hados. Emma, talentosa escritora puntaltense, nos acercó una poesía que nos hizo sentir identificados. La compartimos con ustedes y, si alguno quiere mandar algo, bienvenido sea. Todo tiene su espacio por estos lares.
Hada y Duende

El hada se deshizo
de los fantasmas.
El duende asesinó a la tristeza.
Llenos de amor
invirtieron los roles.
Ella, duendificada,
desapareció de la vista
de los patéticos acosadores.
Él, hadificado,
aprendió a volar.
En pos de sus sueños.
Emma Acha

martes, 20 de enero de 2009

Somos Distancias

Hemos parido una distancia. La trajimos en cada una de nuestras mochilas. Cargamos su peso. En el sendero recorrido para acortarla, se nos hizo pesada unas veces; liviana, otras; cómoda, las más. Nos ha parido una distancia. Nos trajo a cada uno en su mochila. Cargó nuestro peso. En el sendero recorrido para acortarnos, nos hicimos pesados, a veces; livianos, otras; cómodos, las más. La distancia es nuestra distancia. Universo separador y unificador al mismo tiempo. Pero por sobre todas las cosas, vivificador. En ella nos encontramos y desencontramos. Dentro y fuera suyo se amalgaman nuestros caos y cosmos, se funden, se alean. Y vuelven a desfragmentarse para devenir distancia. La misma distancia. Nos hemos auscultado frente a frente en nuestra distancia. Nos hemos añorado desde sus antípodas. Hemos andado y desandado caminos para acortarla y alargarla. Hemos muerto y resucitado en su extensión. Un hada y un duende, amantes perseguidos ellos, han propiciado el mágico conjuro y la distancia es el principio y el fin de nuestras existencias. A la distancia nos debemos, nos sometemos, nos esclavizamos, nos rendimos, nos doblegamos… Somos distancia. Pero para cada recodo, cada subida o bajada, cada montaña u océano que nos cruza y separa, le oponemos la energía vital forjada a fuego en nuestras almas, ese combustible generador de la derrota de la distancia. El amor, nuestro amor.

De Sergio a Gladys.

lunes, 12 de enero de 2009

Desde Ushuaia hasta Punta Alta y viceversa.

Desde donde la nieve no pide permiso

Desde donde la gente se cuelga del mapa

y la nieve no pide permiso para emblanquecer la montaña,

escucho tu sonrisa en el aire

y se acorta la lejanía.

Desde donde se amalgaman la piedra y el agua

y la nieve no pide permiso para azulinar la montaña,

veo tus ojos en el diáfano cielo

y sonríe mi corazón.

Desde donde el sol juega a las escondidas

y la nieve no pide permiso para resplandecer la montaña,

percibo el aroma de tu femineidad

y me redescubro enamorado.

Desde donde la nieve no pide permiso

aprendo a extrañarte…

Sergio Soler

No me extrañes
No me extrañes desde lugares remotos.
Me hallarás en la piel blanca de la montaña
y en la caricia del aire
que acortará la distancia.
No me extrañes desde la isla distante.
Me hallarás en el reflejo azulino de la montaña
y en la sonrisa celeste del cielo
que aliviará tu corazón.
No me extrañes desde el escondido sol errante.
Me hallarás en el resplandeciente atardecer de la montaña
y en el aroma del verde valle
que te hablará de mi amor eterno.
No me extrañes.
Yo estoy en tus labios
y en tus ojos

y en tus manos

y en la piel que te cubre.

Yo soy lo que sos.

Gladys Acha

jueves, 8 de enero de 2009

Las distancias

Cuando hablamos de distancias, hablamos de kilómetros, de espacios, de dimensiones. También hablamos de personas. También de sentimientos. Hablamos del acontecer introspectivo de un -aquí dentro-, de abismos creados para sentirnos solos, incluso, cuando nos rodea el ruido de un mundo sordo de gritos. Hablamos de pesadillas que se reencuentran en un devenir tan distante como cercano. Tan apasible como inquieto y diabólico. Fueron ellas, las distancias, quienes crearon nuestros contrapuntos. Las pesadillas y los sueños equívocos. Los cientos de días y noches de solitarios reencuentros postergados. Y, por qué no, los duendes y las hadas que reinaron dentro de las dimensiones que ocultaban las distancias. Aquí, ahora, el espacio y el tiempo tienen nombre. Se llama yo, se llama él. Se llama "nosotros".
De Gladys a Sergio.
Por la distancia.

De papeles y cuerpos escritos

Blanco impreso

Del otro lado, también blanco, se colgaron unos dedos temerosos y lograron tomar posesión de este vacío. Garabatearon tu nombre y quedó impreso un poema de amor.

Sergio Soler

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Con mis letras

Todavía no comprendo cómo aquel papel desdoblado, manchado, -teñido de mí-, guardó tus versos conteniendo tanto amor acróstico.

Gladys Acha

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domingo, 4 de enero de 2009

De matemáticas y amores

Intersección.
Tu misteriosa nocturnidad y mi diurna transparencia equidistan. En algún punto de ambas se intersectó un sentimiento. Geometría inabordable por cualquier teorema la nuestra.
Sergio Soler
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De confabulaciones y teoremas.
Equidistantes. Simetría perfecta. Intersecciones. Geometría absoluta. De vez en cuando, el universo, confabula teoremas en favor nuestro.
Gladys Acha
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viernes, 2 de enero de 2009

De algunas inutilidades

Cada día, cada contacto, cada evasión de nosotros mismos, nos impregna de pensamientos, sentires y valores obsoletos y derruídos.
Cada uno de ellos, como alfileres herrumbrosas, nos castiga con el aguijón pausado y paciente del recuerdo.
No sé cómo deshacerme de la espina.
Pero sé que debo hacerlo.

Pensamiento inútil

Desnudar las pieles cerebrales

de reestructurados intentos

Apagar la sed trastocada por insensatos impactos

Restituir a su lugar de origen

el lamento voluminoso

de algún que otro -nadie-

No sé.

Laverdadesquenosésisepuede

Mis musas

Tu hada
Hoy se colgó de tu pupila
y amarronó aún más a tu mirada.
Apenas la vislumbro. Me encandila.
¡Es tu hada!
Esta mañana tu sonrisa
fulgura, como nunca, dibujada.
Ella sabe atemperar mi prisa.
¡Es tu hada!
Sergio Soler
-º-
Tu duende
Mi hada sabe descolgarse en mi pupila
pero, ¿Sabes, en el fondo, qué pretende?
Apenas lo vislumbras. La encandila.
¡Es tu duende!
¡Cómo cuesta mantenerlos separados!
Ella siente –entre sus brazos– que se enciende.
Él disfruta de acercar enamorados.
¡Es tu duende!
Gladys Acha