
Gladys Acha
Blog diseñado para compartir esa clase de amor que no se puede comparar con nada. El amor por las letras.

Gladys Acha
os su peso. En el sendero recorrido para acortarla, se nos hizo pesada unas veces; liviana, otras; cómoda, las más.
Nos ha parido una distancia. Nos trajo a cada uno en su mochila. Cargó nuestro peso. En el sendero recorrido para acortarnos, nos hicimos pesados, a veces; livianos, otras; cómodos, las más.
La distancia es nuestra distancia. Universo separador y unificador al mismo tiempo. Pero por sobre todas las cosas, vivificador.
En ella nos encontramos y desencontramos. Dentro y fuera suyo se amalgaman nuestros caos y cosmos, se funden, se alean. Y vuelven a desfragmentarse para devenir distancia. La misma distancia.
Nos hemos auscultado frente a frente en nuestra distancia. Nos hemos añorado desde sus antípodas. Hemos andado y desandado caminos para acortarla y alargarla. Hemos muerto y resucitado en su extensión.
Un hada y un duende, amantes perseguidos ellos, han propiciado el mágico conjuro y la distancia es el principio y el fin de nuestras existencias.
A la distancia nos debemos, nos sometemos, nos esclavizamos, nos rendimos, nos doblegamos…
Somos distancia.
Pero para cada recodo, cada subida o bajada, cada montaña u océano que nos cruza y separa, le oponemos la energía vital forjada a fuego en nuestras almas, ese combustible generador de la derrota de la distancia.
El amor, nuestro amor.
Desde donde la nieve no pide permiso
Desde donde la gente se cuelga del mapa
y la nieve no pide permiso para emblanquecer la montaña,
escucho tu sonrisa en el aire
y se acorta la lejanía.
Desde donde se amalgaman la piedra y el agua
y la nieve no pide permiso para azulinar la montaña,
veo tus ojos en el diáfano cielo
y sonríe mi corazón.
Desde donde el sol juega a las escondidas
y la nieve no pide permiso para resplandecer la montaña,
percibo el aroma de tu femineidad
y me redescubro enamorado.
Desde donde la nieve no pide permiso
aprendo a extrañarte…
Sergio Soler
y en tus manos
y en la piel que te cubre.
Yo soy lo que sos.
Del otro lado, también blanco,
se
colgaron
unos dedos temerosos
y lograron tomar posesión de
este vacío.
Garabatearon tu nombre
y quedó impreso
un poema de amor.
Sergio Soler
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Gladys Acha
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Tu misteriosa nocturnidad
y mi diurna transparencia
equidistan.
En algún punto de ambas
se intersectó un sentimiento.
Geometría inabordable por cualquier teorema
la nuestra.
Pensamiento inútil
Desnudar las pieles cerebrales
de reestructurados intentos
Apagar la sed trastocada por insensatos impactos
Restituir a su lugar de origen
el lamento voluminoso
de algún que otro -nadie-
No sé.
Laverdadesquenosésisepuede
