A la puerta de la muerte
veo fallecer y desfallecer
de este lado del vano.
Me atás. No me desates. Dame tiempo a la llegada.
Quiero morir en tus brazos, aquí.
Al arrullo de tus ojos y tus caricias
y sólo entonces cruzaré la puerta.
No importa la redención,
sino la llegada.
Sergio Soler
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No importa si es en los brazos de quien tanto amo...
ResponderEliminarMe ha impactado, es hermoso...
Un beso y siempre gracias a los dos
mj
Hola Gladys y Sergio, paso para agradecer su hermoso comentario y el placer de recibir la visita a mi espacio.
ResponderEliminarLos espero siempre.
Sigo disfrutando de su mundo de letras.
Un abrazo
MentesSueltas
Como siempre... Sergio MUY BUENO. Un abrazo grande
ResponderEliminarEliane la escritora
Aunque la luz es hermosa, cruzar el vano se dificulta y buscamos la ayuda de los que aquí Amamos...su ánimo Amoroso para decir "hasta pronto" en ese reencuentro futuro, que aminora el dolor de romper el lazo...
ResponderEliminarBesito volado.
¡Qué difícil desatar al ser amado una vez que cruza la puerta!, ¡qué doloroso!
ResponderEliminarCruzar esa puerta en paz... sin antes morir en los ojos de tu amor, a tu pies, bellísimo.
ResponderEliminarcariños.
Redención y llegada...dos opuestos a los intereses del Karma. Si al menos alguno de ellos se propusiese ser herramienta de luz, para nosotros, los mortales, sería el universo más facil de cargar sobre los hombros.
ResponderEliminarUn abrazo hermano.
Bellísimo poema, tanto que comentarlo no agrega nada. Disfruto pasar por acá.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Y si ella se queda,
ResponderEliminardetrás de esa puerta están sus sueños.
Y si ella me sueña,
nos han mentido la muerte.
Abrazos, muchos abrazos del REL
para amar, acostarse con la muerte,
ResponderEliminarun abrazo grande
Veo que todo ha sido dicho. Por mi parte, me he quedado dando vueltas en el título. Perdona Sergio que te diga, que lo que anuncias como negritud, no es tal. No hay nada más iluminado que tu poema, mucho más aún, el amor que reflejas en él.
ResponderEliminarQue la luz de tu negritud siga haciéndote compañía.
Eduardo Pérez Arduy. Chile.
Compañeros, tras un tiempo de ausencia obligada, vuelvo al arrullo de vuestras palabras de transparencia.
ResponderEliminarMil Besos
Dejarlo ser, marchar en el amor.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un placer visitarlos.
Alicia
Gladys y Sergio, gracias por pasear mi alma por el maravilloso jardín del arte. El vehículo de sus dones levita sin baches; despierta sonrisas e hilos de paz, amor y curiosidades de esa puerta entreabierta hacia un camino que va más allá.
ResponderEliminarUn beso grande, anexo esta página a la mía.
Sigan iluminando...
Poesía, llamo yo a ésto.
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