Gladys Acha
Blog diseñado para compartir esa clase de amor que no se puede comparar con nada. El amor por las letras.
martes, 31 de marzo de 2009
Con Un Título Común
¿Qué sería de nosotros sin los lugares comunes?
Dos antítesis calculando tiempos remotos.
Dos pieles pobladas de raíces sin suelos.
Sin tiempos.
Dos solos perdidos en penumbras desbordadas de vapores.
De sudores.
De caminos que van y vienen dentro de ellos mismos sin llegar
a otra conclusión que
la de ser parte de un todo enjugado de caprichos.
¿Qué sería de nosotros?
Si aborreciéramos esto que nos mantiene vivos como extraños.
Aunque debo, un eclipse me habla de convenios invertidos en ayeres.
Aunque debo,
nuestros lugares comunes me increpan a seguir.
Y las penumbras les ganan los lugares al común de mis días.
jueves, 19 de marzo de 2009
Extracto del libro "Catálogo de Amores Desolados"
II
El rubor que siguió a la tímida sonrisa lo enterneció tanto, pero tanto, que no pudo soportar más el maquillaje de las mujeres que conocía.
La dejó para siempre bajo una lluvia torrencial. Empapada, ella llovió lágrimas y su corazón llovió sangre. Otros soles asomaron tras los nubarrones de su vida. Aunque, muy de vez en cuando, y tenuemente, ella llueve... Acaso nunca dejó de llover.
XXVIII (A Aldous Huxley, In Memorian)
El dedo gordo del pie derecho, el más prominente, apunta al este. Ahora al sur. De nuevo al este. El sur. El otro pie, calzado, acompaña al impredecible bamboleo. Las extremidades, fláccidas. El rostro, amoratado. Desde lo alto, los ojos tremendamente abiertos observan sin mirar, otean sin ver, la vastedad del patio.
Allá abajo, un sobre encierra una pena de amor. Un poema manuscrito.
Como en una canción de Joaquín Sabina, a pesar de su desesperación, nunca salió a buscarla porque corría el riesgo serio de encontrarla.
Sergio Soler
viernes, 13 de marzo de 2009
Palabras en Medio del Enojo
Y puede que implementar
órdenes
no inicie amaneceres
Caer y callar
tampoco
pregona amores
De diferentes alimañas
se alimentan
las mentes
que crecen inútilmente
en el mundo
de ignorantes
Las sirenas
utilizan el arte
para dar muerte a la peste
que se amalgama
absorbente y senil
en la desnudez
de los menos
Acusar recibo y golpear
es justo
cuando la justicia
duerme
entre palabras y
libros
entre promesas
mentiras y
miedos
Gladys Acha
domingo, 8 de marzo de 2009
Extracto del libro "Catálogo de Amores Desolados"
III
Nunca osó decirle “Te amo”. No era por miedo al rechazo o al ridículo. Era, ciertamente, por un indefinible temor a que ella le regalara un “Yo también te amo”. Lo anclaba un deseo, acaso atávico, de morir por culpa de un amor no correspondido.
XXII Al descubrirlos en la cama no pensó más que en matarlo. Y matarla. No se atrevió. Con el tiempo la fue ganando la idea de matarse. El coraje no le vino en dosis suficientes. Finalmente eligió a la más heroica y dulce de las muertes: perecer de amor. En su tumba creció un rosal amarillo. Quienes visitan asiduamente el cementerio aseguran que alguien, un hombre o una mujer indistintamente, arrancan una rosa cada otoño. En el barrio corre la leyenda de que esa rosa amarilla se torna carmesí y quien huela su seductora fragancia sufrirá eternamente enamorado...
XLV Los martes a las 9 de la noche. De tanto verse en ese lugar y a esa hora, la circunstancia era como una cita obligada. El pedía un agua tónica y ella se la traía, solícita, en la bandeja. Apenas si cruzaban sus miradas, un “¡Hola!” y un “Hasta el martes que viene”. La carcomía la curiosidad de saber qué motivaba a ese señor de traje y corbata, tan fuera de lugar en esa ruidosa confitería, la necesidad de sentarse en esa mesa, siempre solo, siempre melancólico. Él sabía que jamás se atrevería a declararle su amor. Al menos, cada martes, con un sorbo de agua tónica burbujeando en su paladar, podía disfrutar de sus largas piernas y de sus ojos negros. Un martes de enero, él falto a la cita. Otro parroquiano, también pescador de almas solitarias, le musitó a la mesera lo que ella necesitaba escuchar. Él continúa con sus martes de agua tónica. Ella no trabaja más en la confitería.
Sergio Soler
sábado, 7 de marzo de 2009
Tiempo Muerto
La réplica insidiosa llegó a su fin.
Nos abrumó
incorruptible.
Intentamos, hoy,
clasificarla en los cánones
interminablemente obsoletos.
Cómica inclinación la nuestra.
Finalmente
terminamos refrendando
aquella apología única y sistemática
que conocemos y desconocemos.
Se murió el amor.
Y seguimos enfrascados en la utópica
tarea de mantenerlo vivo
artificialmente.
Gladys Acha
Suscribirse a:
Entradas (Atom)